CHILE EVANGÉLICO 1909-1910
TESTIMONIO GRÁFICO DEL ORIGEN DEL PENTECOSTALISMO CHILENO
EDICIÓN LIMITADA, MIL EJEMPLARES
El presente libro reproduce artículos, crónicas, cartas y editoriales del periódico Chile Evangélico, órgano oficial de la Iglesia Evangélica Presbiteriana de la ciudad de Concepción; fundado y dirigido por el pastor Tulio Rojas, e impreso en la imprenta La Igualdad, de propiedad del laico Enrique Koppmann, según consta en un aviso aparecido en Chile Evangélico, del 3 de Marzo de 1910. Fue el propio Koppmann quien continuó como director del periódico, cuando el Pastor Rojas, por motivos de salud no pudo seguir dirigiendo al periódico ni a la congregación.
Hasta la fecha, la única fuente escrita publicada sobre el Avivamiento Pentecostal chileno, era la Historia del Avivamiento Pentecostal en Chile, de Willis C. Hoover; de la cual existen varias ediciones, siendo la más reciente, la del año 2008, publicada por el Centro Evangélico de Estudios Pentecostales. Por lo que la publicación de esta recopilación de artículos del periódico Chile Evangélico, viene a enriquecer nuestro conocimiento de los acontecimientos que se vivieron en los años 1909-1910, dando a conocer las voces y las experiencias de los hombres y de las mujeres, que hicieron posible la expansión en el tiempo y en el espacio, de este avivamiento religioso producido en el seno del protestantismo chileno, a comienzos del siglo XX, cuando Chile cumplía cien años de vida independiente.
El primer número del Chile Evangélico apareció el 11 de Septiembre de 1909, justo un día antes de que el Avivamiento Pentecostal se diera inicio en Santiago. La vida de este periódico se extendió hasta el 2 de Noviembre de 1910, teniendo una periodicidad semanal. Hasta el número 40 del jueves 7 de julio de 1910, se imprimió en un formato grande, de cuatro páginas, contando con una periodicidad semanal; pero a partir del número 41, del 21 de julio de 1910, cambió su formato, a un tamaño más pequeño, con 16 páginas, cambiando también su periodicidad a quincenal. Se alcanzaron a publicar 48 números; pues a contar del 24 de Noviembre de 1910 cambió de nombre a Chile Pentecostal.
La recopilación se realizó en base a la colección de la Biblioteca Nacional, que lamentablemente se encuentra incompleta, pues, faltan los primeros siete números; por lo que se pudo realizar la recopilación sólo a contar del número ocho, aparecido el 29 de octubre de 1909.
La importancia de este periódico está dada por haberse constituido desde un comienzo, en el vocero del Avivamiento Pentecostal chileno, que se estaba desarrollando en el año 1909 en la Iglesia Metodista Episcopal de Valparaíso, bajo el liderazgo de su pastor Willis C. Hoover; y que el 12 de Septiembre de 1910 se expande a Santiago, al sumarse a él la mayoría de los miembros de la Primera y Segunda Iglesia Metodista Episcopal.
Se ha optado por respetar los textos originales, manteniéndose toda su extensión; solo se ha actualizado la ortografía, pues en la fecha de su publicación, Chile tenía como base de su escritura la gramática de Andrés Bello. Sólo se ha optado por hacer correcciones cuando se ha constatado errores tipográficos; al igual que en la puntuación.
El contenido del libro se ha organizado en seis capítulos, destinándose el primero de ellos, a un estudio preliminar, que da el contexto histórico-geográfico del Avivamiento pentecostal chileno de los años 1909-1910. Los capítulos segundo al quinto, presentan los noticias, cartas, comentarios y editoriales que aparecieron en el Chile Evangélico, referentes a los acontecimientos del avivamiento; correspondiendo cada uno de ellos a la Iglesia de origen, comenzando por la Iglesia Metodista Episcopal, epicentro del Avivamiento Pentecostal, continuando en el capítulo tres con la Iglesia Presbiteriana de Concepción; en el cuarto capítulo se dan a conocer los textos correspondientes a la Iglesia Alianza Cristiana y Misionera; y finalmente, en el capítulo quinto se presenta la recopilación de artículos, que dan a conocer las reflexiones de los propios laicos y laicas que participaron activamente del Avivamiento, sobre sus experiencias y en general, con respecto al fenómeno en sí.
Dentro de cada capítulo se ha mantenido el orden cronológico en que fueron apareciendo publicados los escritos aquí recopilados. Sólo se han recopilado para efectos de esta publicación, los escritos que tenían relación con el tema del Avivamiento, dejando fuera los demás escritos del Chile Evangélico, que versaban sobre otros temas. Con el fin de aclarar ciertas situaciones o dar más luz sobre algún nombre, se han agregado en algunos casos notas de pie de página.
Se ha incorporado un sexto capítulo, que contiene imágenes de la época, correspondiente a fotografías de algunos personajes destacados, templos y congregaciones evangélicas del periodo; como también, de una selección de páginas del Nº 45 del Chile Evangélico. Además, se ha considerado pertinente, incluir los nueve artículos aparecidos en el diario El Chileno de Valparaíso, entre el 25 de Septiembre y el 6 de Octubre de 1909, correspondientes a un reportaje sobre el Avivamiento Pentecostal desde una perspectiva sensacionalista, que ridiculizaba el fenómeno religioso que estaba viviendo la congregación metodista pastoreada por Willis Hoover.
Para tener una perspectiva histórica del Avivamiento y su proyección como movimiento religioso, se recomienda la lectura de la obra del teólogo pentecostal Luis Orellana Urtubia, titulada El fuego y la nieve; la que hoy a comienzos del siglo XXI, cuando Chile ha celebrado doscientos años de vida independiente y que el movimiento pentecostal ha cumplido cien años de vida; constituye la obra fundamental que se ha escrito sobre este fenómeno religioso.
Desde una perspectiva sociológica, recomendamos la obra de Miguel Ángel Mancilla, La Cruz y la Esperanza; que constituye un acabado estudio del pentecostalismo chileno de la primera mitad del siglo XX. También se debe mencionar, el artículo de Cristián Guerra Rojas, “La Música en el Movimiento Pentecostal de Chile (1909-1936): El Aporte de Willis Collins Hoover y de Genaro Ríos Campos”; que es un gran aporte no tan solo a la historia musical del pentecostalismo, sino también a la historia de su origen en los años 1909-1910.
Finalmente, cabe dar mi reconocimiento y agradecimiento al sociólogo pentecostal Samuel Palma, quien como director del Servicio Evangélico Para el Desarrollo, SEPADE, en los años 1992-1993, permitió la realización de esta investigación y recopilación. Cabe también mi gratitud para Italo Henríquez Barceló, funcionario de la Biblioteca Nacional, quien de manera completamente desinteresada facilitó fotografías digitales del periódico, lo que permitió terminar de buena forma la recopilación.
DISPONIBLE A CONTAR DEL 27 DE ABRIL
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