martes, 24 de octubre de 2017

LAICISMO Y REFORMA PROTESTANTE
500 años nos separan desde que aquel joven monje agustino de 33 años clavó sus 95 tesis en las puertas de la iglesia de Wittenberg, denunciando los abusos de la autoridad eclesiástica, hecho que abrió la puerta a la mayor revolución religiosa cristiana en occidente, arrastrando con ella a toda la cristiandad latina, que desde entonces ya no será la misma, hasta hoy.
Lutero, sin proponérselo, se transformó en el líder de un movimiento religioso con fuertes implicaciones políticas, económicas y culturales, que él jamás estuvo en condición de controlar, aunque eso si se lo propuso, fracasando absolutamente en el intento, pues había abierto una caja de Pandora que liberó fuerzas espirituales hasta entonces fieramente reprimidas, que al ser liberadas originaron nuestra sociedad moderna.
Los principios de la libertad religiosa y del Estado laico, en una sociedad plural y pluralista que comienzan a crecer, primero de manera tímida y maltratada en las sociedades europeas que abrazaron la fe reformada en el siglo XVI, en el siglo siguiente, particularmente en Nueva Inglaterra, la propia Gran Bretaña y Holanda; comienzan a desarrollarse de manera cada vez más robusta, llevadas de la mano por los perseguidos por los propios protestantes en el poder, los anabaptistas y sus herederos, las iglesias libres, como la Bautista, Cuáquera y Menonita. Serán estos grupos minoritarios, perseguidos, los que lograron plasmar en el protestantismo estos principios fundamentales de la sociedad moderna, que hoy se han transformado en universales.
En nombre de la libertad de conciencia y de la libertad humana, un verdadero protestante jamás utilizará o presionará al Estado, para que se utilice la fuerza de la ley para imponer a otros seres humanos su religión o valores o estilo de vida, pasando a llevar su libertad y conciencia.
Sólo soy un cristiano protestante que reflexiona desde nuestra historia y teología evangélica; y que a partir de allí reconoce que el laicismo ha sido y es la mejor opción política para un Estado moderno, pues él nos asegura que no se discriminará a ningún ciudadano por sus creencias, que el Estado será indiferente a la religión de sus ciudadanos, no favoreciendo a una creencia en desmedro de otras. Y el Estado laico también nos asegura que no solo no seremos perseguidos o discriminados por los agentes e instituciones del Estado, sino que también, nosotros cómo evangélicos no perseguiremos o seremos cómplices en la persecución, discriminación, exclusión o represión de otros seres humanos por el sólo hecho de pensar y vivir estilos de vida distintos a los nuestros.
Hoy en el siglo XXI se escuchan voces cada vez con más fuerza, de parte de algunos sectores evangélicos, planteando la necesidad de que el Estado imponga al país su particular agenda valórica, cayendo en el mismo error que cayó el cristianismo romano al unirse con el Estado, encadenando la Iglesia a la servidumbre frente al poder político del Estado, fenómeno conocido como constantinización de la Iglesia, dominada por los poderes políticos, que en la Edad Media mutó al control de la Iglesia sobre el Estado y que en la época moderna se ha llamado clericalismo o república confesional.
La edad oscura de la Iglesia se instituyó cuando enyugada con el Estado tomó el nombre de Dios en vano para perseguir y eliminar a todos los que en su libertad de conciencia tenían otras creencias y estilos de vida.
El problema del laicismo y la laicidad del Estado en la discusión actual, es sólo un indicador de algo más profundo dentro del mundo evangélico y de la política chilena, que no solo es un problema nacional, sino global, que es el rol de la religión en la sociedad, y sus relaciones con el poder político y económico en una sociedad plural con crecientes índices de secularización.
Nos ha tocado la suerte de vivir 500 años después del inicio de la Reforma Protestante, no ya en los inicios de la modernidad, sino en sus postrimerías, no ya en un rincón subdesarrollado del planeta que vivía los estertores de la muerte del viejo orden religioso y político, que estaba pariendo a un mundo nuevo, siendo Lutero su obstetra, sino un mundo que hoy es global e interconectado, enfrentado a problemas globales que arriesgan la existencia misma de la civilización tal como hoy  la conocemos y concebimos.
En cuanto a la dimensión de la fe, hoy el problema fundamental ya no es la autoridad papal y sus abusos, o la diferencia de la doctrina de la justificación que enfrentaban a protestantes y católicos, sino que hoy todas las religiones enfrentan por delante el doble reto de la secularización de la cultura contemporánea y el de convivir de manera dialógica, para evitar arrastrar a todo el planeta, en una guerra religiosa que nos haría retroceder a estadios de civilización ya superados. Hoy los protestantes y sus herederos, al celebrar o conmemorar aquel episodio trascendental, debemos extender a las demás confesiones religiosas del mundo la invitación a celebrarlo en conjunto, reconociéndonos como imagen de Dios, responsables ante El de nuestros hermanos y de toda su creación, con legítimas diferencias culturales y religiosas, tratando de manera conjunta el dar  una respuesta a los nuevos retos del mundo de hoy.

jueves, 2 de marzo de 2017

BOSQUEJO HISTÓRICO DE LA RELACIÓN ENTRE EL ESTADO CHILENO Y LAS IGLESIAS EVANGÉLICAS EN CHILE

BOSQUEJO HISTÓRICO DE LA RELACIÓN ENTRE EL ESTADO CHILENO
Y LAS IGLESIAS EVANGÉLICO-PROTESTANTES
Juan Rodrigo Ortiz Retamal1


INTRODUCCIÓN:
El Estado chileno que surge tras el proceso de Independencia nacional se constituyó cómo una república católica,2 con la Iglesia Católica Apostólica Romana cómo elemento cohesionador no solamente religioso, sino que también, cómo institución que daba el soporte ideológico y control social en la naciente república; 3 situación que comienza a cambiar gradualmente a contar de 1865, cuando se dictó la ley interpretativa del artículo 5° de la Constitución de 1833, iniciándose así un proceso de progresiva liberalización del Estado en materia religiosa, que llevó finalmente a separar definitivamente la Iglesia del Estado en la Constitución de 1925, transformando así al Estado chileno en un estado laico, situación que se mantiene hasta la actualidad, pues la Constitución de 1980 mantiene su carácter laico.
Dentro de este contexto jurídico e institucional se produce el surgimiento de las iglesias protestantes en la sociedad chilena, primero conocidas como “disidentes” dentro de la república católica, y a contar de 1925, cómo “evangélicas”.
En esta inserción de las iglesias evangélicas dentro de la sociedad chilena, en estos doscientos años de historia del Estado nacional, no tan sólo tuvieron que adaptarse a los marcos jurídicos vigentes, sino que aún más, entraron en una relación con el Estado para generar cambios en el marco jurídico que les restringía su labor y las discriminaba cómo instituciones religiosas frente a la Iglesia Católica.
A continuación, pasaremos revista a esta relación entre las iglesias evangélicas y el Estado chileno durante estos doscientos años, los cuales los podemos dividir en cuatro momentos o períodos:
  1. 1810 - 1865: Relación entre el Estado nacional católico y las iglesias protestantes de origen extranjero; Relaciones entre Estados.
  2. 1865 - 1925: Relación entre el Estado nacional católico y las iglesias disidentes; la mediación de los partidos políticos liberales en la lucha por la laicización.
  3. 1925 - 1999: Relación del Estado laico y las iglesias evangélicas; época de caudillos.
  4. 1999 - Presente: Relación del Estado con las Iglesias evangélico protestantes, la institucionalización y mediación de las organizaciones representativas del mundo evangélico.

Cabe señalar, por honradez intelectual e histórica, que esta periodización es sólo un bosquejo referencial que nos ayuda a explicar el devenir de la relación entre las iglesias evangélicas y el Estado chileno, pero que, sin duda cómo toda esquematización, corta arbitrariamente algunos procesos históricos que tienen su génesis en el período anterior y/o subsisten en el período siguiente; pero que nos sirve para destacar el fenómeno histórico predominante en cada período.

  1. 1810 - 1865: Relación entre el Estado nacional católico y las iglesias protestantes de origen extranjero; Relaciones entre estados.
El periodo que va desde el inicio del proceso de Independencia nacional hasta la promulgación de la ley interpretativa del artículo 5° de la constitución de 1833, se caracterizó por la relación entre el Estado chileno y las iglesias protestantes, no de manera directa, sino, que mediante el establecimiento de tratados o convenios bilaterales con las naciones protestantes con las cuales Chile mantenía relaciones diplomáticas y económicas.
Estos tratados bilaterales incluían el compromiso del Estado chileno de respetar la libertad de los extranjeros residentes para practicar su religión, incluyendo su derecho a construir y mantener lugares de culto, además de mantener colegios para sus descendientes en donde se les enseñara su propia religión y de ser enterrados en los cementerios destinados para ellos en suelo chileno.4
Para los inmigrantes ingleses y alemanes, en particular, el hecho de que les estuviere vedado hacer proselitismo no era un problema, debido a que las iglesias protestantes europeas, consideraban a la América hispana como un continente que ya había sido evangelizado por la Iglesia Católica, por lo que sería innoble entrar a competir con ella por las almas de los americanos. Por esta razón las ceremonias religiosas de los protestantes se debían limitar sólo a las personas que pertenecían a esa iglesia, en este caso, Anglicana para los ingleses y Luterana para los alemanes que practicaban esa fe5.
La primera legislación que favoreció a los residentes extranjeros en materia religiosa, se logró debido a la importancia económica alcanzada por los protestantes dentro de las actividades comerciales y de transporte marítimo, sumaban como fuente de presión ante el gobierno, la neutralidad de sus gobiernos ante el conflicto con España, y en este caso eran los británicos los más beneficiados, ya que, el gobierno chileno no había obtenido el reconocimiento de su independencia por parte de Gran Bretaña, lo cual era de mucha importancia para O’Higgins, ya que tenía que asegurarse la neutralidad de la flota británica que operaba frente a nuestras costas, además con su reconocimiento, se aseguraría el éxito internacional de nuestra independencia, al aislar a España, quitándole uno de sus principales aliados; es así, que aprovechando esta situación, los protestantes pidieron al gobierno la creación de un cementerio para sus muertos, el 30 de noviembre de 1819 le dirigieron una carta a O'Higgins para que les permitiera comprar terrenos en Santiago y Valparaíso en donde pudieran enterrar a sus muertos, de acuerdo a los ritos de su fe protestante.6
Esta petición fue hecha en un momento clave para que fuera respondida positivamente, ya que, el gobierno estaba necesitando la ayuda pecuniaria de los extranjeros residentes para poder financiar, en parte, los gastos que requería la expedición libertadora del Perú. La carta estaba firmada por los cuarenta y cinco extranjeros más destacados del país, la mayor parte de ellos dedicados a actividades comerciales, en su mayoría eran británicos, pero también aparecen las firmas de residentes estadounidenses y alemanes, pero lo que más llama la atención, es el hecho de que la lista de firmas esté encabezada por el comandante de la flota británica en el Pacífico, W. H. Shirref, lo que demuestra la abierta presión que ejercía la comunidad británica sobre el gobierno chileno al utilizar a la flota como argumento para conseguir algún asunto, mientras su nación no reconociera la independencia nacional. Pero además nos demuestra, la existencia de cierto grado de cohesión y solidaridad entre los protestantes, por sobre las diferencias nacionales.
La promulgación del decreto que autorizaba a los protestantes para que compraran un terreno para destinarlo a cementerio, el 14 de diciembre de 1819 fue el mayor privilegio en materia religiosa que obtuvieron los extranjeros residentes en nuestro país, pasarían muchos años para que éstos volvieran a conseguir un privilegio de esa clase.7
La actitud tolerante de los gobiernos conservadores, se vio reforzada hacia mediados de siglo con la aparición de sectores liberales dentro de la clase dirigente, que aspiraban a reformar la Constitución de 1833, que en su artículo 5° consagraba: “La religión de la República de Chile es la Católica, Apostólica, Romana, con exclusión del ejercicio público de cualquier otra “8
Para terminar tanto con el carácter confesional de la república chilena, cómo con su autoritarismo e intolerancia civil y religiosa, se constituyó un consenso en gran parte de la clase dirigente, que desembocó en la dictación de la ley interpretativa del artículo quinto que consagrará el derecho de los "disidentes" a mantener sus creencias y de practicarlas en forma privada. La dictación de esta ley el 17 de julio de 1865 por parte del gobierno de la fusión liberal-conservadora, presidido por José Joaquín Pérez, además, les permitía a "los disidentes fundar y sostener escuelas para la enseñanza de sus propios hijos en las doctrinas de sus religiones"9, lo que provocó las protestas del clero, y la realización de marchas públicas por parte de las mujeres en contra de su dictación.
La ley interpretativa del artículo 5° de la Constitución de 1833 decía así:
Artículo Se declara que por el artículo de la Constitución se permite a los que no profesan la religión católica, apostólica, romana, el culto que practiquen dentro del recinto de edificios de propiedad particular.
Artículo Es permitido a los disidentes fundar y sostener escuelas privadas para la enseñanza de sus propios hijos en la doctrina de sus religiones.10
Con la dictación de esta ley, por una parte, se consagró jurídicamente una situación que existía de facto, los protestantes desde hacía diez años que venían levantando sus templos y manteniendo sus propias escuelas; por otra, abrió las puertas para que surgiera la disidencia religiosa nacional. El misionero David Trumbull así lo entendió cuando se dictó la ley, ya que aseguraba que ningún chileno que no profesara la "religión católica, apostólica, romana" iba a ser perseguido o molestado por las autoridades, sino, que se le aseguraba que se le permitiría practicar en forma particular su religión; en virtud de esto, Trumbull se lanzó a la "evangelización" del país.
  1. 1865 - 1925: Relación entre el Estado nacional católico y las iglesias disidentes; la mediación de los partidos políticos liberales en la lucha por la laicización.
En este segundo periodo la relación entre las iglesias disidentes y el Estado chileno, se caracterizó por la mediación que realizaron entre ambos los partidos políticos inspirados por la ideología liberal, incluyendo en ellos a los Partidos Radical y Democrático, alianza que va a ver su máximo fruto, cuando el año 1925 se dictó una nueva constitución que consagró la separación de la Iglesia con respecto al estado, haciendo del estado chileno un Estado laico.
La laicización de la sociedad chilena fue uno de los dos grandes objetivos que se planteó David Trumbull, y el otro fue la evangelización de todo el país,11 ambos complementarios entre sí. Los objetivos específicos para lograr la laicización de la sociedad eran prácticamente los mismos que se proponían los sectores más exaltados del liberalismo nacional; siendo uno de los que más preocupaba a Trumbull, la legislación sobre los matrimonios mixtos.12
Trumbull por medio de la prensa evangélica y de los debates parlamentarios sostuvo una fuerte campaña para concientizar a la élite dirigente y al gobierno sobre la necesidad de proceder lo antes posible a la separación de la Iglesia del Estado y de esta forma asegurar la libertad de cultos en el país. Trumbull escribía sus artículos en la prensa radical de Valparaíso, o en los periódicos liberales de la capital, e incluso, éstos le publicaban los sermones que predicaba en la Unión Church, donde trataba estos temas; como fue en el caso de su sermón del 16 de junio de 1865, que fue publicado en El Ferrocarril el 25 de ese mes. En él, Trumbull defendía la libertad de cultos, y a su vez reforzaba los argumentos de los sectores liberales que querían derogar el artículo quinto. Con las iglesias evangélicas, sucedió algo similar a lo que le ocurrió al catolicismo nacional, se identificaron con un bando político, el laicismo; apoyó a sus candidatos y a sus proyectos de reforma. Mirado desde una óptica socio-política, quizás la diferencia entre católicos y protestantes radicaba en la enorme diferencia en el tamaño de sus influencias y de los recursos económicos que tenían a su disposición para influir en la opinión pública; más bien, la influencia de los protestantes se debió al fenómeno inverso, fueron los sectores liberales los que pusieron al servicio del protestantismo sus recursos económicos y su influencia sobre la opinión pública. En ese sentido, se puede afirmar que la existencia del protestantismo en Chile es una obra del liberalismo.13
Entre los años 1883 y 1884, el gobierno de Domingo Santa María dictó tres leyes que le quitaron a la Iglesia Católica importantes influencias, traspasando al Estado la constitución de la familia y del estado civil de las personas. Estas leyes conocidas como "leyes laicas", fueron:
1. Ley de cementerios laicos, promulgada el 2 de agosto de 1883;
2. Ley de matrimonio civil, promulgada el 16 de enero de 1884; y
3. Ley de Registro civil, promulgada el 26 de julio de 1884.
La promulgación de estas leyes constituyó la realización de uno de los grandes deseos de la población disidente del país, el establecimiento en manos del Estado y no en la Iglesia Católica, de la injerencia en la creación de la familia. Ya desde 1863 los evangélicos venían presionando para que se legislara al respecto; siendo su principal preocupación, la dictación de una ley que permitiera la realización de matrimonios mixtos, para lo cual aspiraban que se pusiera término a la injerencia de los sacerdotes católicos en la realización de los matrimonios.
Los evangélicos chilenos mayoritariamente apoyaban al Partido Radical, esta alianza política con el radicalismo, se encontraba reforzada por que la mayoría de los miembros de las iglesias evangélicas, como los luteranos de Valparaíso, que tenían un nivel socioeconómico que los acercaba a la oligarquía, pertenecían además a alguna logia masónica (los alemanes residentes en Valparaíso, mayoritariamente luteranos, en 1871, formaron una logia masónica, que celebraba sus tenidas en idioma alemán, esta logia, llamada Germania, estará ligada al oriente de Santiago).14
Como fruto de esta doble militancia, masónica y radical, llegó al Congreso un miembro de la Iglesia Presbiteriana de Concepción, el abogado Ricardo Trumbull Lindsay, hijo del cónsul de Estados Unidos en Talcahuano, John Trumbull, fue elegido el año 1888, como Diputado suplente por la circunscripción de Concepción-Talcahuano, con lo que se constituía, además, en el primer parlamentario del Partido Radical que representaba a Talcahuano en la Cámara de Diputados. Ricardo Trumbull L. pertenecía a la logia masónica número 5 de Santiago, y como miembro del Partido Radical, a la asamblea de Concepción. El Sur del 13 de marzo, hizo el siguiente perfil del candidato a diputado suplente:
El candidato para diputado suplente, don Ricardo Trumbull L., si bien se inicia en la vida política, ha manifestado pertenecer al Partido Radical por simpatías y principios. Sus amigos le reconocen inteligencia e ilustración poco comunes. Esto significa esperanza y porvenir. Reúne asimismo en su favor la circunstancia de ser hijo del departamento de Talcahuano, que ha hecho siempre la elección con el nuestro y que, no obstante, no ha tenido hasta ahora un representante local, por decirlo así.”
Con la elección de Ricardo Trumbull L. como Diputado suplente, eran dos los protestantes que llegaban al parlamento en 1888, ya que el luterano Víctor Korner, había sido elegido en esa misma ocasión, como Diputado Titular por Valdivia, y los dos, por tanto, formaron parte del Congreso que se enfrentó con Balmaceda en la Guerra Civil de 1891.15
La sociedad chilena durante el siglo XIX vivió una serie de transformaciones que estaban inspiradas en las ideas de la modernidad, expresadas política y económicamente en el liberalismo. Los sectores liberales para llevar a cabo la transformación de la sociedad necesitaron socializar las ideas modernas, para lo cual promovieron la creación de logias masónicas, apoyaron al movimiento mutualista de los artesanos, y permitieron la difusión de los credos protestantes en el país.
El surgimiento de las iglesias protestantes data desde los inicios del siglo XIX, pero sólo fue a partir de mediados de la década de 1840 que esta presencia encontró las condiciones necesarias para echar sus raíces en la sociedad chilena. Era un fenómeno religioso nuevo, que fue considerado como un peligro para la estabilidad de la sociedad chilena, por parte de los sectores conservadores y de la iglesia oficial. Pero para los sectores liberales, en cambio, su presencia significaba la posibilidad de reducir la hegemonía religiosa de la Iglesia Católica, por medio de la competencia de estas nuevas iglesias, las que, además, compartían con ellos las ideas modernas.
La alianza que se produjo entre las élites liberales y los evangélicos, se concretizó por medio del apoyo mutuo a nivel político, siendo los partidos Radical y Liberal los que apoyaron y fueron apoyados por los evangélicos. Constatando una clara preferencia por el Partido Liberal por parte de las iglesias de los extranjeros y colonos residentes, y por el Partido Radical por parte de las iglesias misioneras de origen estadounidense. Esta diferenciación se debió principalmente a que los evangélicos chilenos estaban más comprometidos en la lucha por la laicización de la sociedad, ya que, a ellos mucho más que a los protestantes de origen extranjero, les afectaba la unión que existía entre el Estado y la Iglesia Católica, consagrada en la Constitución de 1833; es por ello que van a sentirse identificados con la postura política laica y anticlerical del radicalismo. 16
Las ideas sociopolíticas de los evangélicos, basadas en el liberalismo anglosajón, se ampliaron a fines del siglo XIX con las ideas del "Evangelio social" surgidas en Estados Unidos de Norte América, las que tuvieron su expresión dentro de las tendencias de tipo socialdemócrata del Partido Radical que contaron con el apoyo de la gran mayoría de la población evangélica del país. Estas ideas socialdemócratas no reemplazaron al liberalismo de los protestantes, más bien, entroncaron y formaron una sola ideología coherente, lo que les permitió apoyar sin mayores problemas de conciencia el levantamiento armado en contra del Presidente Balmaceda, por parte del Congreso.
Con el triunfo de la causa "constitucional" en 1891, y que contó con el decidido apoyo de los evangélicos chilenos, quedó claramente demostrado que los miembros de las iglesias protestantes durante el siglo XIX estaban profundamente comprometidos con el proyecto político liberal, llegando a justificar el uso de la violencia para derrocar a un gobierno, que a la luz de esa ideología era considerado ilegítimo. Para ellos no había dudas, la política era parte de la proyección social y política del Evangelio, y la ideología liberal era la que mejor lo interpretaba.
Después de 1891, los evangélicos gozaron de una libertad y tolerancia que les brindaba la sociedad y el Estado, gracias a lo cual el número de adeptos aumentó y además, creció considerablemente el número de iglesias evangélicas que llegaron a instalarse al territorio; la mayoría consiguió su personería jurídica durante la República Parlamentaria (1891-1925). Fue en este período (1909) en donde surgió el movimiento pentecostal con un carácter eminentemente nacional. La separación entre la Iglesia y el Estado, que consagró la Constitución de 1925, vino a coronar este proceso, el cual paralelamente fue acompañado por un decaimiento de la Iglesia Católica en la vida pública.
  1. 1925 - 1999: Relación del Estado laico y las iglesias evangélicas; época de caudillos.
Este tercer período se extiende desde la instauración del estado laico en Chile con la constitución de 1925, hasta la promulgación de la ley que establece normas sobre la constitución jurídica de las iglesias y organizaciones religiosas, el año 1999; y se caracteriza por la relación entre el Estado chileno y las iglesias evangélicas mediadas por los caudillos o líderes religiosos y políticos, propios del sistema político democrático surgido con la Constitución de 1925, conocido como “nacional populismo”.17
El eje político clericalismo-laicismo, propio de la historia chilena del siglo XIX, fue superado por la constitución de 1925, al establecer la separación de la Iglesia del Estado;18 terminando así con la república confesional que existía desde la independencia nacional, consagrada en el artículo 5° de la constitución de 1833; y que la nueva constitución promulgada por el presidente liberal, masón y agnóstico Arturo Alessandri, eliminó por completo, garantizando en cambio la plena libertad e igualdad de todas las creencias religiosas, cómo lo estipulaba en el ART. 10 :
La Constitución asegura a todos los habitantes de la República:
2. La manifestación de todas las creencias, la libertad de conciencia y el ejercicio libre de todos los cultos que no se opongan a la moral, a las buenas costumbres o al orden público, pudiendo, por tanto, las respectivas confesiones religiosas erigir y conservar templos y sus dependencias con las condiciones de seguridad e higiene fijadas por las leyes y ordenanzas.
Las iglesias, las confesiones e instituciones religiosas de cualquier culto, tendrán los derechos que otorgan y reconocen, con respecto a los bienes, las leyes actualmente en vigor; pero quedarán sometidas, dentro de las garantías de esta Constitución, al derecho común para el ejercicio del dominio de sus bienes futuros.
Los templos y sus dependencias, destinados al servicio de un culto, estarán exentos de contribuciones”.19
La libertad religiosa adquirida con la constitución, permitió a las iglesias evangélicas insertarse aún más profundamente en la sociedad chilena, especialmente en los sectores populares, logrando un crecimiento significativo de miembros, pasando de ser un 1,45 por ciento de la población nacional en el año 1930, a un 15,14 por ciento en el año 2002.20
Cómo lo demuestra la prensa evangélica de la época, prácticamente la unanimidad de las iglesias evangélicas y sus miembros saludaron al presidente de Chile y la nueva constitución cómo un logro anhelado por cerca de un siglo de vida republicana, cómo era la constitución del Estado laico en Chile, lo que se volvería a ratificar en el año 1938 con la elección como Presidente de la República, del candidato de la coalición de centroizquierda de la época, Pedro Aguirre Cerda, militante del Partido Radical, masón, agnóstico, abogado de la Corporación Metodista coalición que también incluía a los partidos socialista y comunista.21

Pero a diferencia de 1920 y 1925, en el año 1938 los evangélicos se encontraban divididos entre dos candidatos, uno representando a la derecha oligárquica aliada de la Iglesia Católica, Gustavo Ross Santa María; y el candidato de las clases medias y populares, Pedro Aguirre Cerda. Eso sí, la gran mayoría de los evangélicos apoyó al candidato Radical y sólo una minoría, incluyendo a los evangélicos de origen extranjero, apoyó al candidato de la derecha. La diferencia entre ambas candidaturas era socioeconómica y no religiosa, pues ambas estaban dentro del marco jurídico de la constitución de 1925, por lo que la laicidad del estado chileno no estaba puesta en tela de juicio, pero si el “modelo” económico liberal, pues la mayoría de los evangélicos provenientes de la clase media y popular querían un cambio del modelo, siendo partidarios de un socialismo democrático para el país.22
Pese al gran logro obtenido en el año 1925, la institucionalidad jurídica no tuvo mayores progresos, manteniendo una diferencia jurídica entre la Iglesia Católica y las iglesias evangélicas, pues la primera mantuvo su carácter de persona jurídica de derecho público y sus autoridades mantuvieron un trato de autoridad civil frente al Estado, a diferencia de las iglesias evangélicas que mantuvieron su personalidad jurídica de derecho privado, y en donde sus autoridades no tenían el carácter ni el trato de autoridad civil, como lo mantenían los obispos católicos. Es dentro de este contexto institucional discriminador dentro del Estado laico, en que se dan las relaciones entre el Estado y las iglesias.
Serán las iglesias pentecostales las que lleven el peso del crecimiento evangélico en Chile hasta el día de hoy. Estas iglesias se caracterizan por su sistema de gobierno de tipo caudillista, contando cada iglesia con un sistema administrativo muy reducido, siendo el pastor el verdadero motor y gestor de sus políticas eclesiásticas, adquiriendo un carácter autocrático, pero que necesita de los consensos para poder mantener su autoridad, y al romperse ese consenso queda la puerta abierta para que el sector disidente forme una nueva iglesia, al no ser capaz de lograr un nuevo consenso en torno a su postura contestaría frente al líder eclesiástico. En cambio, el pastor gracias a la red de relaciones personales que ha ido tejiendo y engrosando con el correr de los años, logra generalmente permanecer con el grueso de su congregación o Iglesias, según el nivel en donde se produzca el enfrentamiento, el cual rara vez es de tipo doctrinario, sino que se traduce casi siempre en cuestionamientos personales de su autoridad pastoral.23
Este modo de gobernar las iglesias coincidió con el régimen presidencialista que instauró la constitución de 1925 y que mantuvo el gobierno militar, en donde el Presidente de la República, cómo jefe de gobierno y jefe de Estado; en donde la figura presidencial adquiere carácter de mesianismo político, frente a una sociedad que estaba sufriendo grandes transformaciones sociales, políticas y económicas; situación que sucedió con Arturo Alessandri, Carlos Ibáñez del Campo, Pedro Aguirre Cerda, Jorge Alessandri, Eduardo Frei, Salvador Allende y Augusto Pinochet; los que pese a ser de signo ideológico distinto y contrapuestos, comparten esta visión y misión caudillista de la política nacional.
De hecho, la relación entre el Estado y las iglesias se dio a través de este modelo caudillista, en donde el caudillo nacional, el Presidente de la República, se relacionaba personalmente con los líderes o caudillos religiosos y los clientelizaba, obteniendo ambos una red de favores, en ambas direcciones. Siendo el caso del Obispo Manuel Umaña, de la Iglesia Metodista Pentecostal, un caso paradigmático en estas relaciones, pues se transformó en un cacique político del Partido Radical durante las décadas de 1940 y 1960.24
Cabe destacar también los casos de algunas de las iglesias pentecostales que nacieron en este período, como fue el caso del Ejército Evangélico de Chile, fundado por Genaro Ríos, quien se definió como socialista, y que en 1938 se presentó como precandidato presidencial; apoyando finalmente la candidatura del Frente Popular; y también la Iglesia Wesleyana Nacional, fundada por el pastor Víctor Manuel Mora, fundador a la vez, del partido Socialista en Lota, en donde además ocupó el cargo de regidor representando a ese partido. Llama la atención que ambos provenían de la tradición religiosa wesleyana, pues Víctor Manuel Mora era ex pastor de la Iglesia Metodista Episcopal, y Genaro Ríos había sido miembro de la Iglesia Metodista Pentecostal.25
Entre los hitos que marcan la relación entre las iglesias evangélicas y el Estado chileno en este período cabe destacar el primer Tedeum Ecuménico realizado en Chile, con motivo de la celebración de la Independencia Nacional, el día 18 de septiembre de 1971, celebrado en la Catedral de Santiago, con presencia de todas las iglesias cristianas, a petición del Presidente de la República, Salvador Allende. Esta ceremonia, será muy relevante para los evangélicos, en su búsqueda de la igualdad jurídica ante el Estado, lo que los llevó finalmente a introducir en las fiestas patrias el Tedeum Evangélico, celebrado el domingo anterior al 18 de septiembre, en la Catedral Evangélica, de la Iglesia Metodista Pentecostal, a contar del año 1974, con presencia de los presidentes de la República hasta el día de hoy.
Otro hito relevante, que marcó la transición hacia un nuevo modo de relacionarse del estado con las iglesias evangélicas, será la creación del Consejo de Pastores y Obispos Evangélicos de Chile, a mediados del año 1975,26 institución que congregó a la mayoría de los líderes de las iglesias evangélicas del país, que legitimaban la dictadura militar, y que sirvió como interlocutor entre estas y el Estado, y que cómo tal organizará los Tedeum evangélicos.27 Hacia mediados de la década de los años ochenta surgió una nueva organización evangélica, paralela al Consejo de Pastores, la Confraternidad Cristiana de Iglesias, que reunió a un grupo menor de iglesias evangélicas, las que propondrán y apoyarán un cambio en el régimen político imperante, destinado a su democratización y mayor participación ciudadana.28
  1. 1999 - Presente: Relación del Estado con las Iglesias evangélico protestantes, la institucionalización y mediación de las organizaciones representativas del mundo evangélico.
Los evangélicos tuvieron que esperar hasta el año 1999 para que al fin alcanzaran la tan añorada igualdad jurídica frente al Estado y la Iglesia Católica, pues ese año se dictó la ley que establece normas sobre la constitución jurídica de las iglesias y organizaciones religiosas, conocida como ley de Libertad religiosa y de cultos, y cuyo reglamento fue promulgado el año 2000.
Este último período, actualmente vigente, se caracteriza por la relación entre el Estado y las iglesias evangélicas mediadas por instituciones que las agrupan, tales como el Consejo Nacional de Obispos y Pastores de Chile, la Mesa Ampliada UNE Chile, entre otras. Rompiendo así con la tradición anterior de relacionarse por medio de caudillos o líderes. De Hecho, el propio Estado ha institucionalizado esta relación, creando la ONAR, Oficina Nacional de Asuntos religiosos el año 2007.
A continuación, señalamos los grandes hitos de este período:
1999: Ley 19.638, de 1999 que establece normas sobre la constitución jurídica de las iglesias y organizaciones religiosas. (Libertad religiosa y de cultos)
2000: Decreto 303, de 2000 (Ministerio de Justicia) que reglamenta la Ley 19.638.
2001: A solicitud del Presidente Ricardo Lagos se crea la Mesa Ampliada de Iglesias e instituciones evangélicas, con el propósito de poder canalizar las ideas, planteamientos de las iglesias frente al estado y crear así una instancia de diálogo permanente. El primer presidente de la Mesa Ampliada y representante protocolar de las iglesias evangélica, fue el Obispo Emiliano Soto, hasta el año 2009, fecha en que se institucionaliza bajo el gobierno del Presidente Piñera, la alternancia del representante protocolar, siendo actualmente el Obispo Jorge Méndez.
2007: Creación de la Oficina Nacional de Asuntos Religiosos: La ONAR ha servido desde 2007 como un referente nacional y latinoamericano de políticas públicas para el diálogo entre "Iglesias y Estado", siendo su primer director el abogado y sociólogo Humberto Lagos Schuffeneger, miembro de la Iglesia Bautista.
Decreto 155 del Ministerio de Defensa: Reglamento de Asistencia Religiosa En Establecimientos de las Fuerzas Armadas y de las de Orden y Seguridad Pública¸ incorporando a las iglesias protestantes, creándose las capellanías evangélicas al interior de las Fuerzas Armadas, Policía de Investigaciones, Carabineros y Gendarmería.

2008: El Día Nacional de las Iglesias Evangélicas y Protestantes, celebrado el 31 de octubre de cada año, aunque se desplaza al viernes más cercano si cae en martes o miércoles, se ha conmemorado en Chile desde el año 2008. Fue instituido mediante la ley 20299, impulsada por el gobierno de Michelle Bachelet, para honrar a las iglesias evangélicas y protestantes del país.
2012: Ley Nº20.609 Antidiscriminación, penalizando la “canutofobia”:
Artículo 2º.- Definición de discriminación arbitraria. Para los efectos de esta ley, se entiende por discriminación arbitraria toda distinción, exclusión o restricción que carezca de justificación razonable, efectuada por agentes del Estado o particulares, y que cause privación, perturbación o amenaza en el ejercicio legítimo de los derechos fundamentales establecidos en la Constitución Política de la República o en los tratados internacionales sobre derechos humanos ratificados por Chile y que se encuentren vigentes, en particular cuando se funden en motivos tales como la raza o etnia, la nacionalidad, la situación socioeconómica, el idioma, la ideología u opinión política, la religión o creencia, la sindicación o participación en organizaciones gremiales o la falta de ellas, el sexo, la orientación sexual, la identidad de género, el estado civil, la edad, la filiación, la apariencia personal y la enfermedad o discapacidad. “29
Primer Proceso de Acreditación Nacional de Ministros de Cultos: Esta iniciativa se enmarca dentro del cumplimiento de la Ley de Derechos y Deberes de los pacientes N°20.584, publicada el 24 de abril del año 2012, que consagra por primera vez el derecho de los pacientes a contar con asistencia espiritual de manera oportuna en todos los hospitales de Chile. Iniciativa implementada por la Oficina Nacional de Asuntos Religiosos (ONAR).
Mesas de Dialogo Regionales entre Iglesias Evangélicas y Autoridades Regionales: Por primera vez y convencidos de que cada Región es una capital de Chile, el Gobierno propicia el diálogo a través de Mesas Regionales y Provinciales. Ellas trabajan por el cumplimiento de las 30 medidas comprometidas por el Presidente Sebastián Piñera con el mundo evangélico y, además, representan un avance en la descentralización del país.30

CONCLUSIÓN:
Esta breve exposición ha pretendido señalar los grandes hitos y etapas de la relación de las iglesias evangélicas con el Estado chileno a lo largo de su historia nacional; en donde destaca la lucha jurídica de los evangélicos por lograr primero su reconocimiento ante el Estado, luego su libertad de expresión religiosa, para continuar por el fin de la discriminación de los derechos civiles de sus miembros frente al estado y la sociedad chilena; para continuar en el siglo XX con la transformación del Estado chileno en un Estado laico y en el siglo XXI con el reconocimiento del Estado hacia las iglesias evangélicas de su igualdad ante ley, frente hasta la entonces privilegiada relación que mantenía con la Iglesia Católica, en desmedro de las demás iglesias.
En este largo proceso de doscientos años de historia, los modos de relacionarse también han variado, distinguiéndose claramente los cuatro períodos arriba reseñados, siendo el actual modo de relacionarse, de manera institucional, el que creemos que debe perdurar y profundizar aún más dentro del contexto de un estado laico, que respeta la institucionalidad e historia de los evangélicos en Chile.
Esperamos que, en esta nueva etapa, tanto el Estado, como todas las iglesias y otros credos e instituciones religiosas se desarrollen y evolucionen a un clima de respeto mutuo en beneficio del país y de todos los chilenos y chilenas que profesan una fe en un Ser Divino, creador y sustentador de los individuos, sus asociaciones y del propio Estado que los alberga.


BIBLIOGRAFÍA:
Fuentes Primarias:

Biblioteca del Congreso Nacional, Constitución Política de la república de Chile de 1833; p. 1, disponible en http://www.bcn.cl/lc/cpolitica/1833.pdf, [consulta realizada el 22 de abril de 2014].
Biblioteca del Congreso Nacional, Establece medidas contra la discriminación, Ley 20609, disponible en http://www.leychile.cl/Navegar?idNorma=1042092, [consulta realizada el 22 de abril de 2014].
Censos de Población, años 1930, 1940, 1950, 1960, 1970, 1982, 1992 y 2002, publicados por el Instituto Nacional de Estadísticas.
Constitución Política de la República de Chile promulgada el 18 de septiembre de 1925; edición oficial, Universitaria, Santiago, Chile, 1925; pp.- 8-9.
El Cristiano, 11 de diciembre de 1938, órgano de prensa oficial de la Iglesia Metodista.
El Ferrocarril, Santiago, marzo de 1858 a junio de 1865.
El Heraldo Cristiano del 16 de marzo de 1925, publicación conjunta de las iglesias Presbiteriana y Metodista.
El Tiempo es cumplido, 6 y 7, correspondientes a los meses de junio y noviembre de 1938, órgano de prensa oficial de la Iglesia Ejército Evangélico de Chile.
El Sur, Concepción, marzo de 1888.
La Nación, Santiago, del 13 de diciembre de 1963.
Oficina Nacional de Asuntos Religiosos, Pastores reconocen el avance en el cumplimiento de las 30 medidas pactadas por el Presidente Sebastián Piñera, http://www.onar.gob.cl/2013/04/pastores-reconocen-el-avance-en-el-cumplimiento-de-las-30-medidas-pactadas-por-el-presidente-sebasti/, [consulta realizada el 22 de abril de 2014].
Trumbull, David (1863). La legislación respecto a los matrimonios mixtos, Valparaíso, Del Pacífico.
Trumbull, David (1878). La emancipación que falta, Valparaíso, Del Universo.
Vistazo, Santiago, N° 274, año 1957; N° 582, 586 y 589 año 1963.

Fuentes Secundarias
Bastian, Jean Pierre (1986). Breve historia del protestantismo en América Latina, México, Fondo de Cultura Económica.
Collier, Simon (1977). Ideas y política de la independencia chilena, 1808-1833, Santiago, Chile, Andrés Bello.
Donoso, Ricardo (1946). Las Ideas Políticas en Chile, México, Fondo de Cultura Económica.
Espinoza, Cesar (2012). “Las Iglesias Evangélicas: Convergencias y Divergencias en torno a la legitimación del Gobierno Militar, a la luz de la Revista Ercilla1973-1990”, en Revista Estudios Hemisféricos y Polares, V.3 N°2, pp. 102-125, Santiago, Chile.
García, René (1991). Introducción a la historia de la francmasonería en Chile, Gran Logia de Chile, Santiago, Chile.
Jocelyn-Holt, Alfredo (1999). El peso de la noche, Santiago, Chile, Planeta/Ariel.
Kessler, Juan (1967). A study of the older protestant missions and churches in Perú and Chile. With special reference to the problems of division, nationalism and native ministry; Goes, Holanda, Oosterbaan & Le Cointre.
Kinsbruner, Jay (1986). La Influencia Política de los Mercaderes Británicos Residentes en Chile Durante la Administración de O'Higgins, 1817-1823, Universidad de Concepción, Facultad de Educación Humanidades y Arte, mimeo.
Lagos, Humberto (1988). Crisis de la Esperanza; Lar, Concepción.
Ortiz, Juan (2009). Historia de los Evangélicos en Chile 1810-1891, Concepción, Chile, Ceep.
Ossa, Manuel (1990). Espiritualidad Popular y Acción Política, El pastor Víctor Mora y la Misión Wesleyana Nacional; Santiago, Chile, Rehue.
Serrano, Sol (2008). ¿Qué hacer con Dios en la República?, Santiago, Chile, Fondo de Cultura Económica.
Trumbull, Alice y Corbalán Gonzalo (1971). Entre los primeros próceres, Santiago, Chile, Stanley.
Valenzuela, Eduardo (1991). “La Experiencia Nacional Popular”, en revista Proposiciones N°20, Santiago, Chile.
Vergara, Ignacio (1962). El protestantismo en Chile, Santiago, Chile, Del Pacífico.
Witker, Alejandro (1993). Historia documental del PSCH. 1933-1993; 3 tomos, Concepción, Chile, Ielco.

1
Profesor de historia y geografía del Colegio San Juan de las Condes, titulado en la Universidad de Concepción, egresado del Magister en Historia de la Universidad de Santiago de Chile. Socio activo de la Sociedad Chilena de Historia y Geografía. Email: juanrodrigoortiz@gmail.com.
2
Al respecto vale revisar lo que señala Serrano, Sol (2008).
3
Collier, Simon (1977) y Jocelyn-Holt, Alfredo (1999).
4
Kinsbruner, Jay (1986).
5
Bastian, Jean Pierre (1986) :102-103.
6
Donoso, Ricardo (1946) : 337-338.
7
Ibídem : 237.
8
Biblioteca del Congreso Nacional, Constitución Política de la república de Chile de 1833; p. 1, disponible en http://www.bcn.cl/lc/cpolitica/1833.pdf, [consulta realizada el 22 de abril de 2014].
9
Donoso, Ricardo. Op.cit.: 213-217.
Ibídem.: 216
Trumbull, David (1878).
Trumbull, David (1863).
Ortiz, Juan (2009) : 111-112.
García, René (1991) : 154-155.
Ortiz, Juan; Op.cit. : 297- 299 y 325-326.
Ibídem. : 106-107
Para una visión sociológica de este periodo recomendamos el artículo de Valenzuela (1991).
Un buen estudio sobre el desplazamiento del conflicto “religioso” por el conflicto de clases, lo realiza el sacerdote y cientista político canadiense Scully, Timothy (1992). Los Partidos de Centro y la Evolución Política Chilena, Santiago, Chile, Cieplan-Notre Dame.
Constitución Política de la República de Chile (1925) : 8-9.
Fuente: Censos de Población, años 1930 a 2002, publicados por el Instituto Nacional de Estadísticas.
Fuente: El Heraldo Cristiano del 16 de marzo de 1925, publicación conjunta de las iglesias Presbiteriana y Metodista; y El Cristiano, 11 de diciembre de 1938, órgano de prensa oficial de la Iglesia Metodista.
Las revistas evangélicas, El Heraldo Evangélico de la Iglesia Presbiteriana, y El Cristiano de la Iglesia Metodista, del año 1938, tomaron partido por el candidato del Frente Popular en virtud de su programa de reformas sociales, y no por sus ideas religiosas; particularmente en el caso de la Iglesia Metodista.
Para un mayor detalle del divisionismo pentecostal y de las distintas Iglesias surgidas de este fenómeno, ver las obras de Vergara, Ignacio (1962) y de Kessler, Juan (1967).
La alianza entre el Obispo Umaña con el Partido Radical, se dio mediante su apoyo explícito a los candidatos radicales al parlamento y a la presidencia de la república, lo que llevó a que los adversarios políticos y religiosos tanto del radicalismo, cómo del Obispo, denunciaron esta relación en la prensa y en el parlamento, cómo fue el caso de la revista Vistazo, del Partido Comunista, en el contexto de las campañas presidenciales de los años 1957 y 1963. Fuente: Vistazo; N° 274, año 1957; N° 582, 586 y 589 año 1963. La denuncia en el Congreso está expresada en el diario La Nación; del 13 de diciembre de 1963; en el contexto de la refutación del Diputado radical Florencio Galleguillos a las denuncias realizadas en la revista Vistazo, por su compañero de lista en la pasada elección parlamentaria, el laico metodista pentecostal, Alberto Galaz.
Esta información sobre el pastor Genaro Ríos, ha sido extraída del Periódico creado por él, El Tiempo es cumplido, N° 6 y 7, correspondientes a los meses de junio y noviembre de 1938 respectivamente, en donde relata su autobiografía, su programa como pre candidato presidencial y finalmente su apoyo al Frente Popular y la candidatura presidencial de Pedro Aguirre Cerda. Para mayor Información biográfica del pastor Víctor Mora, ver la biografía escrita por Ossa, (1990), y sobre su relación con el grupo fundador del P.S., ver Witker (1993).
El Consejo de Pastores de Chile fue creado el día 12 de julio de 1975, por los pastores Javier Vásquez de la Iglesia Metodista Pentecostal, Hermes Canales de la Iglesia Unida Metodista Pentecostal, Pedro Puentes de la Iglesia Presbiteriana Independiente, Francisco Anabalón de la Iglesia Pentecostal, Ricardo Ramírez de la Iglesia de Dios, entre otros.
Un buen estudio sobre la relación entre religión y Estado en la dictadura militar, es el del abogado, teólogo y sociólogo Lagos, Humberto (1988). También el artículo del historiador Espinoza, Cesar (2012).
La Confraternidad Cristiana de Iglesias surge en el año 1984, fundada por los líderes de varias iglesias evangélicas, cómo la Evangélica Presbiteriana, Metodista de Chile, Wesleyana Nacional, Iglesia Pentecostal de Chile, Misión Iglesia Pentecostal, Iglesia Comunión de los Hermanos y de la Iglesia Católica Ortodoxa; Fuente: Lagos, Humberto, Op.cit. : 274-276.
Biblioteca del Congreso Nacional, Establece medidas contra la discriminación, Ley 20609, disponible en http://www.leychile.cl/Navegar?idNorma=1042092, [consulta realizada el 22 de abril de 2014].
Oficina Nacional de Asuntos Religiosos, Pastores reconocen el avance en el cumplimiento de las 30 medidas pactadas por el Presidente Sebastián Piñera, http://www.onar.gob.cl/2013/04/pastores-reconocen-el-avance-en-el-cumplimiento-de-las-30-medidas-pactadas-por-el-presidente-sebasti/, [consulta realizada el 22 de abril de 2014].

QUE DICE LA NUEVA CONSTITUCIÓN SOBRE LA RELIGIÓN

Artículo 9 El Estado es laico. En Chile se respeta y garantiza la libertad de religión y de creencias espirituales. Ninguna religión ni cr...